jueves, 17 de octubre de 2013

En el principio fue la palabra

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Un diccionario también es un libro de historia. Detengámonos en Dios. Tal vez signifique lo mismo para un creyente de hoy que para uno del siglo XVIII pero, desde luego, ha cambiado un trecho para los académicos. Los actuales le definen como “ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo”. Hace tres siglos, la religión era otra cosa. Su protagonismo impregnaba la sociedad y permeaba hasta la lexicografía. Dios se definía como “nombre sagrado del primer y supremo ente necesario, eterno e infinito, cuyo ser como no se puede comprender no se puede definir…”. Para realzar la excepcionalidad, se recurría a la extensión (seis páginas) y a la tipografía.



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